Asada, guisada, empanada, a la plancha, a la parrilla… son diversas formas de preparar la carne de vacuno, igual de ricas y sabrosas dependiendo de los gustos, pero cada elaboración requiere un tipo de pieza diferente, la más adecuada según sus características.
Y estos son los usos que recomienda el propio Consejo redulador de la IGP Carne de Ávila:
  • Asados. Para preparar en el horno, se utilizan piezas que, por su forma y tamaño, proporcionen un asado con buena presentación. Las piezas más adecuadas para este uso son: Lomo bajo, Rabillo de cadera, Redondo o Llana.
  • Cocidos, Pucheros. Se pueden utilizar: Morcillo, Falda o Aguja.
  • Guisos, Estofados. Se emplean carnes con abundancia de tejido conjuntivo, pues si se mantienen a 60 ºC ó 70 ºC durante un tiempo suficiente el colágeno se gelatiniza dando lugar a una carne melosa y tierna. Las piezas que más se adecuan a este uso son: Contra, Espaldilla, Aguja, Aleta, Carrillada o Rabo.
  • Roastbeef. Para los cortes de carne tierna asados al horno se pueden utilizar: Solomillo, Lomo alto o Cadera.
  • Empanados. Las piezas que se suelen utilizar son: Tapa, Babilla o Contra.
  • Parrilla. Se suelen utilizar: Lomo, Solomilo o Costillar.
  • Plancha, Fritos. El cocinado breve en plancha o sartén requiere una carne tierna y jugosa. Para que resulte tierna, debe cortarse siempre en perpendicular a la fibra muscular. Las piezas más apropiadas son: Puntas de solomillo, Babilla, Tapilla, Tapa o Aguja.