martes, 7 de octubre de 2014

EL MUSEO DE LA SALCHICHA


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Saludo a los lectores del portal Al Poniente desde un pequeño local de comidas en la estación central de trenes de la cosmopolita ciudad de Berlín, (Berlin Hauptbahnhof), la estación más grande de la Unión Europea, inaugurada en el año 2006 con motivo del mundial de Fútbol de la Fifa, y diseñada por el arquitecto alemán Meinhard von Gerkan, mientras estoy degustando uno de los manjares más reconocidos de la ciudad y de Alemania: el Currywurst.
La gastronomía es uno de los temas que ha tomado un amplio protagonismo en el desarrollo del City Marketing, al extremo de que es frecuente encontrar que las agencias de turismo vendan programas para vivir experiencias gastronómicas. Los autores Castillo y Vargas (1) plantean que la gastronomía es un capítulo del Turismo Cultural, del cual también hacen parte los museos, los monumentos, los lugares históricos, y el folclor.
Para muchos viajeros el dejarse sorprender por las opciones gastronómicas locales hace parte de las experiencias de viaje. Como dice Brillat-Savarin (2):
“El descubrimiento de un nuevo plato contribuye más a la felicidad del género humano que el descubrimiento de una nueva estrella”.
Morales (3) propone que la comida es uno de los aspectos más representativos de la cultura, trascendiendo incluso al lenguaje; la comida tiene que ver con las tradiciones, las creencias, los rituales, la historia de los pueblos y la vida del día a día.
A su vez Cruz (4) explica que el hombre es el único ser viviente que es capaz de producir una cocina gastronómica, es decir es capaz de transformar los alimentos a través de un proceso de elaboración y particularmente de cocción. En ese orden de ideas, según Cruz, la cocina como perfeccionamiento de la alimentación es un fenómeno cultural.
Algunos animales al almacenar alimentos para el invierno tal vez intentan en forma instintiva una transformación de los mismos: las ardillas guardan nueces, bellotas y semillas; el topo acumula lombrices a las cuales les corta la cabeza; el perro entierra los huesos; la hormiga almacena semillas, etc. Pero estas acciones están muy lejos de lo que es capaz de hacer el hombre cuando somete a cocción los alimentos y por ende de ser considerado un fenómeno cultural.
Desde una perspectiva psicoanalítica los sabores aprendidos en la infancia se incorporan al inconsciente del individuo y se fijan como huellas mnemicas que lo acompañarán durante toda su vida. Por eso las mayores añoranzas de los colombianos que viven en el exterior son los abrazos de sus seres queridos y las comidas de la abuela y de la madre.
La literatura (5) plantea que la gastronomía colombiana es el resultado de mezclar el aporte de tres etnias: la etnia indígena prehispánica, la etnia española y la etnia africana. Mientras la gastronomía indígena estaba dominada por los productos de la caza, los tubérculos y las frutas; la española aportó el arroz, las leguminosas, el trigo, las especias, el azúcar y diferentes tipos de carnes, a lo cual se agregan nuevas formas de preparación; y la gastronomía africana, por su parte, sumó las frituras y los dulces de frutas.
En una mirada empírica sobre la gastronomía colombiana puede plantearse la hipótesis de que si bien en nuestra nación es fácil identificar platos típicos en diferentes regiones, no es claro que lo mismo pueda hacerse a nivel nacional. Tal vez las comidas más reconocidas de la gastronomía colombiana sean la arepa, el plato montañero, el ajiaco santafereño, la lechona tolimense, el mote de queso, el arroz atollado caleño y el sancocho.
A propósito de la idea que tiene el Viceministerio de Turismo de Colombia de desarrollar la comida colombiana como una componente de City Marketing, quiero compartir con los lectores del Portal Al Poniente la historia del Currywurst, un producto de la gastronomía alemana que se convirtió en un referente turístico de gran envergadura, al extremo de que ya tiene un museo en la ciudad de Berlín.
El Currywurst es un plato típico berlinés que consiste en una salchicha larga que puede ser cocida (Brühwurst) o también frita o asada a la parrilla (Bratwurst) y luego bañada en una salsa de tomates y espolvoreada con curry y especias. Generalmente se sirve cortada en pequeñas rebanadas y puede ser acompañada con papitas fritas o con un típico pan alemán llamado Brötchen. La salchicha es casi siempre elaborada a base de carne picada de cerdo y especias, aunque a veces se fabrica con carne vacuna.
El Currywurst es una especie de obsesión para los berlineses, quienes lo comen a toda hora y en todas las esquinas y se puede comprar en todos los rincones de la ciudad en puestos callejeros llamados imbiss, en centros comerciales y en las diferentes ferias. No es extraño ver por la calle a habitantes locales y turistas con un currywurst servido en una bandeja de cartón blanco y un tenedor desechable.
Puede afirmarse que el Currywurst es para un alemán lo que significa la pizza para un italiano, el fish and chips para un inglés, el perro caliente para un gringo, el kebab para un turco, el burrito para un mejicano, o la arepa para un paisa.
Cuentan los folletos turísticos que la receta del Currywurst se debe a Herta Hewer quien la patentó a finales de la década del cincuenta, después de su éxito en el imbiss más famoso de Berlín, ubicado en el barrio de Charlottenburg. Si pasa por Berlín no deje anotarse en un tour denominado Cerveza y Currywurst.
Todos los berlineses creen saber dónde se come el mejor Currywurst de la ciudad, y se sienten orgullosos de entregarle la información al visitante.
El museo del Currywurst en Berlín, (Deutsche Currywurst Museum), es una idea de City Marketing que genera 350,000 visitas en el año, un homenaje a este plato popular alemán. En el techo del museo sobresalen gotas gigantes de salsa Currywurst que caen sobre grandes platos de papitas, el visitante se puede sentar en un sofá en forma de salchicha, podrá también conocer las recetas de las diferentes opciones de salsas, así mismo en el museo podrá aprender a preparar las papitas fritas para acompañar las salchichas, también encontrará referencias sobre las películas del cine y la televisión que hacen referencia al Currywurst. Si quiere divertirse, el visitante puede participar en un juego interactivo, curry up, donde aprenderá a preparar la mejor receta y a cortar las salchichas con la mejor técnica.
La idea de crear el museo del Currywurst fue de Martin Löwer al conocer el museo los “Daditos-Yam”, (6), el plato nacional de Jamaica. Löwer convocó a veinte socios y recogió cinco millones de euros para montar el museo, ubicado cerca del Checkpoint Charlie, el legendario paso fronterizo entre las dos Alemanias.
Cuando viajo a otros destinos siempre tengo a la mano mi libreta de antropólogo para tomar nota de fenómenos dignos de ser analizados en detalle y de servir como referentes para desarrollos de City Marketing en nuestra querida Colombia. En particular me llamó la atención el “Museo de la salchicha”, que pudiera servir como ejemplo para hacer algunos desarrollos en Colombia.
Siguiendo la recomendación del dirigente turístico Jorge Alberto Barrera, lector juicioso de mis columnas, me senté a pensar en cómo esta idea podría aplicarse en Colombia y por ello pongo a consideración de nuestra dirigencia turística la creación de varios museos en Antioquia como espacios de City Marketing:
– El museo de Comida Antioqueña, que incluiría la historia de la arepa, la sopa de fríjoles, las migas, la mazamorra, el chicharrón, etc. Como curiosidad vale la pena tener presente que la bandeja paisa no surge de las costumbres alimenticias de nuestros abuelos, sino que es un invento de un restaurante bogotano.
– El museo de la panela, que incluiría todos los productos y recetas elaboradas con panela de la caña de azúcar, incluyendo el agua de panela que es uno de esos alimentos que están en el inconsciente alimenticio de nuestra región.
– El museo del mecato, que incluiría las empanadas, los buñuelos, los chorizos, los pasteles de gloria, las galletas cucas, las panelitas de coco, el miguelucho, etc; y todos los dulces como el de mora, el de guayaba, el de tomate de árbol, el de papaya, el de naranja, etc.
Cabe anotar que estas ideas podrían adaptarse a las diferentes regiones de Colombia, tan ricas en opciones gastronómicas para mostrar al mundo.

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