A seguir mejorando y educando...
Cada día en el sector gastronómico vamos mejorando ahí esta la Virgen. Llegaron nuevas propuestas extraordinarias de gente muy preparada con creatividad y honestidad, sin embargo en varias conversaciones recientes con líderes del sector siento que compartimos la misma preocupación: la calidad de la educación.
La educación es la base lógica de cualquier proceso cultural como el gastronómico que atraviesa nuestro país en el que es evidente la pr
esencia de dos tipos de instituciones: aquellas con vocación educativa preocupadas realmente por el futuro de nuestra gastronomía y las demás cuya única finalidad es el enriquecimiento de sus dueños a costa de los pobres estudiantes literalmente engañados.
Son los mismos estudiantes los que deben distinguir en cuál están estudiando. Afortunadamente la academia apenas representa un porcentaje menor en la preparación del cocinero que se debe distinguir por su pasión, talento, estudio por su cuenta, genética, cultura general, viajes. lecturas y demás elementos que incidirán en su éxito profesional, a los que por supuesto debe agregar valores personales que nadie enseña y no se venden como dignidad, ética, honestidad y compromiso entre otros.
Personajes como Carlos Humberto Illera Montoya Julián Estrada, Federico Trujillo, Jesus Fernandez y Dionisio Pimiento, entre otros, manifiestan constantemente su preocupación alrededor de la educación mediocre que recibe un porcentaje grande de los jóvenes que se están formando en el sector. Es natural que las instituciones educativas ganen pero que lo hagan responsablemente.
Los estudiantes tienen la misión y la obligación de exigir para que les retribuyan las altas tarifas que están pagando y no se dejen engañar más. A su vez las instituciones deben responder revisando su staff de profesores entre los que hay brillantes, buenos, mediocres y perversos.
Jóvenes a exigir, el futuro de nuestra cocina está en sus manos.
Feliz 2015 para todos los estómagos.
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