http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/07/actualidad/1399480118_396595.html
El gastrónomo ilustrador de 'Le Monde' Guillaume Long ejecuta un sabroso cómic en ‘A comer y a beber. Con las manos en la masa’
A quienes “han estado al borde de la apoplejía por fastidiar una receta de cocina” dedica Guillaume Long su libro. Es una declaración de principios inoclasta y tranquilizadora, para todos aquellos que, saturados de información en esta actualidad de la cocina mediática –con incontables publicaciones y programas televisivos-, intentan emular en casa a los grandes chefs. El humor es un ingrediente que marida bien con las habilidades culinarias, donde los sucesivos aciertos y errores alimentan la precisión de las elaboraciones. Para Long, y por consiguiente sus lectores, la cocina es diversión y placer, no un motivo de drama. Y esta es una visión común en la ya abundante literatura culinaria en forma de cómic. Son incontables los gastromangas(japoneses y occidentales, como el salvaje Get Jiro de Anthony Bourdain) y ya en 2009 en el cañero cómic Los bajos de la alta cocina, impulsado por el restaurante Mugaritz, Álvarez Rabo trazaba una mirada vitriólica a la realidad de la vanguardia española.
En este caso, A comer y a beber. Con las manos en la masa, el libro deGuillaume Long que acaba de aparecer en España editado por Salamandra, es una propuesta de altura desde la sabiduría de la cocina casera. Es un documentado recetario, un libro de autor chispeante y apetecible, donde la ironía sustituye a la solemnidad a la hora de abordar la experiencia culinaria. El autor come, cocina, escribe y dibuja. Un buen menú para los lectores.
El suizo Long (Ginebra, 1977), nacido “en el país del queso y el chocolate”, triunfa en el ámbito francófono desde su blog en el diario Le Monde, titulado precisamente A comer y a beber.Desde 2009 muestra en la Red sus experiencias, sus viajes, sus descubrimientos y avances y sus exploraciones entre fogones… Lo suyo, dice viene desde la infancia, cuando trasteaba con su madre en la cocina. Tras licenciarse en la Escuela de Bellas Artes de Saint-Étienne en 2002, al año siguiente dio en la diana gastronómica con su álbum Les sardines sont cuites. Le pilló gusto a la literatura para comer con los ojos y, además de trabajar en prensa, escribió más publicaciones para niños (Tétine Man, Platatras, ) y mayores (Comme un poisson dans l’huile). Después llegó A comer y a beber, que, más que un libro, es un lema para disfrutones. El propio bloguero ilustrador demuestra que él es uno de ellos, tanto en su web como en las páginas de su cómic.
Un capítulo revelador de A comer y a beber, “no recomendado a mayores de 12 años” es un mensaje para los hijos de adultos machacones con la comida de los niños. Titulado 10 respuestas (bien ingeniosas) para cuando te obligan a comer, da pistas de estrategias infantiles. Una de ellas, con dibujo de cadenas y candado y una boquita a punto de explotar: “Suponiendo que jamás termines el plato ¿qué podría pasar? ¿vas a quedarte ahí toda tu vida? Evidentemente no. Si esperas mucho te expones a que te pongan el mismo plato en la siguiente comida. No. Métete todo lo que puedas en la boca y anuncia en tono seguro: ‘Ya está. ¡Voy al baño!”.
Travesuras aparte, Long incluye a modo de pies de página “los sabios consejos del abuelo Roni”, alguien que le enseñaba mercados y alimentos ricos.
Estructurado por temporadas y viajes (curiosa su visión de los periplos por las Antillas y Estocolmo y la degustación de comida sueca) y por alimentos y platos conocidos por todos (risotto, ostras, calabaza, espinacas, sardinas, foie…), en el libro de Long hay recetas-historietas para novatos y experimentados, un inventario de objetos útiles (que a veces, dice, son inútiles) y, en suma, ideas para no atragantarse ni en el restaurante ni en la propia cocina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario